martes, 15 de febrero de 2011

Vendiendo exclusivas...

Hoy siento la necesidad de escribir que la maternidad dejó de serlo todo en mi vida hace ya unos cuantos años y sigue siendo así. Que no me gusta nada que nadie opine sobre cómo soy como madre, porque soy consciente de lo mal que lo hago (como cualquier madre, supongo, y de esto ya hemos hablado años a..). Que me cansa tener la responsabilidad en exclusiva de todo lo que le pase a mis vástagos. Que me pesa infinito en algunos momentos esta libertad supeditada a las necesidades propias del cargo de la maternidad de una divorciada con 96 horas al mes para 'sus cosas'. Que ya está bien que mis hijos se aprovechen de este sentimiento de culpa que me embarga cuando siento ganas que llegue el fin de semana que se van con su padre y me quedo sola. Cuando sin haber preparado oposiciones para juez, incluso sin haber estudiado derecho, tengo que oir cada día cargos, acusaciones y alegaciones, debiendo hacer una criba entre los testimonios y las pruebas aportadas para acabar dictando sentencia. Una sentencia que sin duda jamás será justa, porque además no creo en el término JUSTICIA.

De un tiempo a esta parte estoy siendo un tanto más reservada en cuanto a mi vida sin hijos. En cuanto a con quien estoy o qué hago. En cuanto a si salgo fuera o simplemente aprovecho para redecorar mi casa o mi alma. Me decía hoy una compañera y amiga del trabajo que el otro día le preguntaron por mi vida 'privada'. Sí, nuestra vida, la de algunas personas, no deja de ser más que un escaparate para el resto de transeúntes que se cruzan con nosotros. Exponemos parte de nuestra intimidad en blogs, facebooks, conversaciones diversas.... Y eso nos hace no sólo vulnerables sino también criticables (positiva o negativamente). Y eso me ha llevado a recordar cuántos famosos se quejan de la intromisión que hay en su intimidad. Y el argumento de los periodistas del corazón que esgrimen como si fuera el primer mandamiento de la ley del famoso, que todo aquel que en algún momento de su vida haya vendido una exclusiva está expuesto a ser objetivo de la prensa del corazón.

Eso me lleva de nuevo a pensar cuanta importancia debe tener lo que los demás opinen de nosotros, sobre todo cuando esos demás no tienen ninguna importancia en nuestras vidas. Que digan lo que quieran...y si puedo darles de qué hablar, mejor.

Pero luego hay otras personas que son muy importantes en nuestras vidas, cuya opinión es para nosotros relevante y digna de ser tenida en cuenta. Cuando esas personas abren la boca, cualquier cosa que digan no nos dejará indiferentes.

A veces me revelo contra mí misma. Cada vez me acepto un poco tal como soy, incluyendo mis imperfecciones. Ya hace tiempo que me perdoné algunas cosas. Y ahora defiendo a esa Ana plural que no sólo es madre...a veces, con uñas y dientes, sin medida... Si habeis recibido algún arañazo en esa defensa recientemente pido disculpas, de corazón. De ese corazón que un día vendió exclusivas y ahora sólo quiere pasar desapercibida a los paparazzis.

2 comentarios:

EL CHICO GRIS dijo...

Entonces, ¿nada de aparecer en Salsa Rosa o La Noria? Ohhhhh =P

Lena dijo...

Chico gris, tranquilo...nuestro encuentro siempre será un secreto de sumario ;)