domingo, 5 de septiembre de 2010

Fin de fiestas...

El final del verano ya está aquí. Poco a poco volvemos a la rutina que tanto criticamos cuando la estamos viviendo y que cuando la dejamos durante un período largo echamos de menos. Somos animales de costumbres y civilizados (no sé hasta qué punto somos cada una de esas cosas y ninguna) y como tales buscamos las referencias que nos hacen sentir seguros.

Este verano para mí ha sido el más diferente de toda mi vida. Por primera vez he estado completamente sola en casa durante muchos días con sus bastantes noches. Al principio se pilla con ganas para hacer todo aquello que te pasas el año deseando hacer y dejando para cuando tienes tiempo. Pero debo reconocer que las dos últimas semanas, han sido un 'Ya tengo bastante de ocio y tiempo libre' y 'quiero que vuelvan mis niños'.

Con la misma ilusión que llenamos las maletas antes de un viaje, cogiendo de un cajón una cosa, del baño otras, del armario otras...y nos largamos con un montón de ilusiones. Con la misma conformidad satisfactoria que volvemos de ese viaje que al final ha sido lo suficientemente largo como para empezar a añorar nuestra casa, desmontando la maleta y echando la ropa a lavar, colocando en aquel cajón aquella cosa, devolviendo al baño otras. Siempre es lo mismo, aunque algunos matices cambien.

Pero de ese mismo modo, este fin de semana, he vuelto a dar vueltas con el coche para aparcarlo donde cristo perdió las zapatillas, pero donde no ponen multas ni se lo lleva la grúa. Han regresado mis peques a casa, llenando de nuevo el comedor de cables de consolas, y la casa de voces , gritos y alguna que otra risa. Los libros del curso pasado ya están en el altillo y el nuevo pc para el nuevo curso ya está listo en la mochila para el martes.

Los mejores momentos de la vida no deberían estar en esos viajes breves e intensos, sino en lo que nos ocupa el resto de nuestra vida: nuestra rutina cotidiana. Hoy me siento feliz porque todo ha vuelto a su sitio y creo por fin haber descubierto el secreto de la felicidad. Lo que siempre estará ahí pase lo que pase. Nuestros hijos, nuestra familia, nuestros amigos...el resto no deja de ser más que una pirotecnia de fiestas de barrio: muy llamativas y escandalosas, pero efímero.

1 comentario:

aNa dijo...

Pues una vez descubierto el secreto de la felicidad, no te lo guardes para tí y divulgalo para que deje de ser secreto... ;)