martes, 4 de mayo de 2010

la muerte...

A veces la muerte sobreviene lenta. Te va envolviendo en el sopor de su bruma absorbiendo tu energía, hasta que se te lleva en mitad de un sueño tras una pesadilla.

Otras veces la muerte te arrasa cuando menos lo esperas, como una tormenta de verano que no prevees y de la que ni siquiera has podido intuir los nubarrones.

Pero siempre la muerte es dolor, separación y reflexión. No soy persona dada a pensamientos sobre la muerte, cómo acaecerá a mí o a los míos, ni qué quiero que hagan con mi cuerpo cuando ya no tenga vida. Sin embargo cuando visito un tanatorio me dejo llevar por el dolor de los familiares, extrapolo a lo que podría yo vivir algún día que espero muy lejano...y me invade el luto del alma. Es sólo en ese momento cuando siento la necesidad imperiosa de VIVIR, por mí, por mi gente, por todos los que ya no pueden hacerlo. Y dejar de lamentarme por el día a día, por el trabajo, por la falta de sueño, porque la gente no es a veces como espero, porque se me ha estropeado un electrodoméstico o porque al final la peli del Noriega la han quitado de cartelera sin haberla ido a ver.

Hoy estoy viva y soy afortunada sólo por ese ‘detalle’. En mis manos tengo la posibilidad de seguir llorando por lo que no tengo o bien disfrutar de lo que sí tengo.

Hoy llueve en Barcelona de manera incesante, una lluvia fina de esa que parece que no moje pero que cala. Un día gris para una muerte. Pero dentro de nada volverá a salir el sol y yo aún estaré a tiempo de sentir su calor.

1 comentario:

Gemma dijo...

verdad verdadera... que te voy a decir yo?
besos