¿Alguna vez os habéis parado a pensar en esta frase hecha? Yo sí. Ayer intentando poner palabras a lo que estaba viendo/sintiendo/viviendo no encontré nada mejor. Me pareció que en esa frase estaba la esencia para poder transmitir a mi interlocutor lo que llevaba un rato intentando que entendiera.
A veces las personas hacemos claros esfuerzos para formar parte de un colectivo. Sea este colectivo una organización de tiempo libre, una empresa, un grupo de amigos, una familia o una pareja.
Para formar parte de una organización necesitamos:
- El deseo de querer formar parte de ella.
- Las ganas de hacer cosas y disfrutar de las actividades de la misma.
- Respetar las normas de la organización (estemos más o menos de acuerdo con ellas).
Pero ¿qué ocurre cuando no estamos de acuerdo con las normas que tiene la organización? Quizás porque van en contra de nuestros principios, o porque implica hacer algo que no queremos o no podemos...
A veces antes de llegar al momento de conflicto, intentamos adaptarnos a esas normas. En ese intento hay un esfuerzo que no lleva, de entrada, al conflicto. Pensamos que compensa nuestro esfuerzo porque la organización nos aporta algo que sin formar parte de ella no tendríamos. Pero el tiempo va pasando, y la idea que teníamos de la organización no nos llena. Intentamos cambiar la organización, proponiendo modificaciones en su normativa. Pero nos informan que así son y que los argumentos que aportamos no consideran que mejoren la organización. Así que desestiman nuestra oferta. Intentamos volver a asumir las normas y hacerlas nuestras...pero el conflicto al que nos llevan con frecuencia nos llevan a un estado anímico de crisis.
Y ahí es cuando incapaces de adaptarnos a algo que entendemos que es impositivo nos lleva a abandonar.
'La cabra tira al monte' es la historia de una cabra montesa que miraba desde las abruptas montañas un rebaño de ovejas. Desde su soledad la cabra soñaba con tener la compañía que tenían esas ovejas las unas con las otras. Desde su obligada autonomía que la hacía buscar su propio alimento soñaba con tener un pastor que la llevase a los mejores pastos. Desde su habilidad para eludir los ataques de los predadores miraba a esas ovejas cuyo perro pastor avisaba al pastor cuando se acercaba una amenaza para las ovejas.
Tanto soñó la cabra montesa con ser una de esas ovejas que un día despertó siendo oveja entre ese rebaño que él tanto había contemplado. Se sintió feliz por no tener que pensar dónde ir a comer, por no tener que estar preparada para un ataque, y porque cuando llegara la noche y el frío arreciara dormiría entre ovejas que compartirían su calor.
Y así fue feliz...durante un tiempo. Lo primero que sintió un día fue la nostalgia de la libertad. El poder desvincularse del grupo para ir donde quisiera sin pauta alguna. Al primer intento de evasión el perro se dirigió a ella y le dijo 'Eh, tú, no te disperses del grupo'. Ella volvió al grupo, pero donde antes vio protección ahora veía cárcel. Ni hablando con otras ovejas conseguía que la entendieran. Así además de sentirse en una cárcel se sintió incomprendida y sóla entre la multitud.
Una noche, mientras el resto de ovejas dormía, ella aceptó que una de dos: o era oveja o era cabra montesa, pero que no podía tenerlo todo.
¿Qué escogió la cabra?
A veces las personas hacemos claros esfuerzos para formar parte de un colectivo. Sea este colectivo una organización de tiempo libre, una empresa, un grupo de amigos, una familia o una pareja.
Para formar parte de una organización necesitamos:
- El deseo de querer formar parte de ella.
- Las ganas de hacer cosas y disfrutar de las actividades de la misma.
- Respetar las normas de la organización (estemos más o menos de acuerdo con ellas).
Pero ¿qué ocurre cuando no estamos de acuerdo con las normas que tiene la organización? Quizás porque van en contra de nuestros principios, o porque implica hacer algo que no queremos o no podemos...
A veces antes de llegar al momento de conflicto, intentamos adaptarnos a esas normas. En ese intento hay un esfuerzo que no lleva, de entrada, al conflicto. Pensamos que compensa nuestro esfuerzo porque la organización nos aporta algo que sin formar parte de ella no tendríamos. Pero el tiempo va pasando, y la idea que teníamos de la organización no nos llena. Intentamos cambiar la organización, proponiendo modificaciones en su normativa. Pero nos informan que así son y que los argumentos que aportamos no consideran que mejoren la organización. Así que desestiman nuestra oferta. Intentamos volver a asumir las normas y hacerlas nuestras...pero el conflicto al que nos llevan con frecuencia nos llevan a un estado anímico de crisis.
Y ahí es cuando incapaces de adaptarnos a algo que entendemos que es impositivo nos lleva a abandonar.
'La cabra tira al monte' es la historia de una cabra montesa que miraba desde las abruptas montañas un rebaño de ovejas. Desde su soledad la cabra soñaba con tener la compañía que tenían esas ovejas las unas con las otras. Desde su obligada autonomía que la hacía buscar su propio alimento soñaba con tener un pastor que la llevase a los mejores pastos. Desde su habilidad para eludir los ataques de los predadores miraba a esas ovejas cuyo perro pastor avisaba al pastor cuando se acercaba una amenaza para las ovejas.
Tanto soñó la cabra montesa con ser una de esas ovejas que un día despertó siendo oveja entre ese rebaño que él tanto había contemplado. Se sintió feliz por no tener que pensar dónde ir a comer, por no tener que estar preparada para un ataque, y porque cuando llegara la noche y el frío arreciara dormiría entre ovejas que compartirían su calor.
Y así fue feliz...durante un tiempo. Lo primero que sintió un día fue la nostalgia de la libertad. El poder desvincularse del grupo para ir donde quisiera sin pauta alguna. Al primer intento de evasión el perro se dirigió a ella y le dijo 'Eh, tú, no te disperses del grupo'. Ella volvió al grupo, pero donde antes vio protección ahora veía cárcel. Ni hablando con otras ovejas conseguía que la entendieran. Así además de sentirse en una cárcel se sintió incomprendida y sóla entre la multitud.
Una noche, mientras el resto de ovejas dormía, ella aceptó que una de dos: o era oveja o era cabra montesa, pero que no podía tenerlo todo.
¿Qué escogió la cabra?
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