Esta mañana ha amanecido, tras unos días de sol, un día gris. Tenía una misión que cumplir y el día me ha acompañado. Al cargar el coche empezaba a llover, y sólo llegando a Barcelona empezaba a clarear. Después de una tormenta, por grande y larga que sea, siempre vuelve a salir el sol. No importa que ahora no nos demos cuenta, no importa cuan triste estemos, no importa no ver a dos palmos de nuestras narices....el tiempo hará que las nubes se vayan, que la niebla desaparezca y el sol, siempre, volverá a calentar nuestras almas.
domingo, 6 de junio de 2010
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